Cayo al doctor un tipo que había tenido un accidente:
-Doctor usted cree que voy a perder la pierna?
-Ah no se! Yo se la pongo en una bolsa y si usted la pierde problema suyo!
-Doctor siento que soy un perro
-Desde cuando?
-Y desde cachorro…
-Bueno señorita yo creo que usted esta loca
-Bueno yo quisiera una segunda opinión..
-Bueno también es fea!
-Doctor doctor mi mujer se cree una cortadora de cesped, que hago?
-Traigamela mañana
-No puedo, se la preste al vecino!
– Doctor, ¿Ud. cree que podré vivir 40 años más?
– Depende.¿Ud parrandea con sus amigos?
No, doctor.
– ¿Bebe?
No, doctor.
-¿Fuma?
No, Doctor.
-¿Tiene pareja?
No, Doctor.
– ¿Sale con amigas de farra?
No Doctor.
¿Y para qué carajo quiere Ud. vivir 40 años más?
Doctor, doctor, dígame la verdad. ¿Después de la operación podré tocar la guitarra?
-Si, hombre, perfectamente.
-¡Que bien! Porque antes no sabía tocarla.
El doctor esta examinando a un paciente y le dice:
– Usted deberia haber venido a verme antes.
-Si… bueno, en realidad fui a ver a un curandero.
-Ya. Y que estupidez le dijo ese curandero?
-Que viniese a verle a usted.
Un hombre está en la mesa de operaciones, previo a ser operado por su propio hijo, el cirujano.
El padre dice:
– Hijo, hazlo sin ningún tipo de presión…, con tranquilidad…, y todo saldrá bien. Piensa únicamente en que si algo me pasa a mí…, tu madre vendrá a vivir contigo…
– Doctor, mi marido se pasa toda la noche hablando, qué debo hacer“¦???
– Dejarlo hablar durante el día“¦!!!
– El paciente esta moribundo y el doctor le pregunta“¦desea ver a alguien en especial“¦???
– Si, a otro médico“¦!!!
– Doctor, me duele la pierna izquierda“¦!!!
– No se preocupe, eso es por la edad.
– Pues la derecha es igual de vieja y no me duele“¦!!!
-Desnúdese.
– Pero doctor, es que me da vergüenza.
– Tranquila mujer, apagaré la luz.
– Esta bien … ¿Y dónde pongo la ropa Dr.?
Aquí junto a la mía.
– Doctor, entonces ¿no hay más remedio que operarme?
– Desde luego.
– Pero si no tengo nada!!
– Mejor, así será más fácil la operación.
– ¿Por qué llorás?
– Es que vengo a un examen de sangre.
– ¿Y te da miedo?
– Sí, porque mi hermano me dijo que te pinchan la punta de un dedo con una aguja.
Al oir esto, el otro se pone a llorar. El otro dice:
– Ah, ¿también venís a un examen de sangre?
– No, -contesta el otro entre lágrimas, -vengo a un examen de orina..